sábado, 13 de septiembre de 2014

EL PLAN MAESTRO Parte I: Definición de Objetivos

"No sabemos lo que realmente pretendemos
hasta que se traza mentalmente una vía de acción"

John Dewey, Human Nature and Conduct, 1930


Si hasta ahora hemos visto la importancia de los requisitos más obvios para darle solidez a un proyecto artístico, este es el momento de hablar del elemento que allanará el camino que debemos recorrer para llegar a buen destino: la Planificación.

En el mundo artístico las explicaciones mágicas como el golpe de suerte, ser descubierto o la genialidad innegable son parte de la fantasía que envuelve al arte mismo pero, más allá de crear una ilusión, estos aspectos juegan un papel mínimo en el posicionamiento de un artista. Lo que realmente marca una diferencia es la capacidad de definir objetivos y planificar las acciones necesarias para llegar a ellos, lo que llamaremos en conjunto Planificación.

En primer lugar debemos entender los objetivos como una serie de peldaños inevitablemente interrelacionados donde el último peldaño será el objetivo permanente y el resto los objetivos temporales. Es obvio que para llegar al último tenemos que pasar por los anteriores pero para ello debemos definir objetivamente cada uno. En palabras de un experto "Los objetivos deben ser expresados en términos muy simples, concisos y precisos; de este modo las acciones que sea necesario tomar para su alcance se podrán desarrollar en la forma más práctica y efectiva"*. Así podremos comprender mejor las tareas que nos toca terminar para llegar a lo que aspiramos y las que debemos cumplir para mantenernos en el nicho que hayamos creado para nosotros pues "no hay cosa peor que trabajar erróneamente en pos de un objetivo, ya que con ello se pueden lograr efectos muy opuestos a los perseguidos"*.

Pero cuanto más lejos apuntemos mayores serán las responsabilidades, por lo que, para la definición del objetivo permanente, es crucial la mayor sinceridad al respondernos un grupo de preguntas clave: ¿Hasta dónde quiero llegar? ¿Cuánto de mi vida personal y familiar debo sacrificar? ¿Estoy dispuesto a ese sacrificio? Si mi decisión está ligada a la participación de otros en la empresa, ¿estoy dispuesto a continuar si los otros la abandonan? ¿Tengo alguna otra aspiración tan importante como esta?  Y, si la tengo, ¿podrían entrar las dos en conflicto?

Para hacer más visual nuestra idea hemos creado La Pirámide Inversa de la Fama, una representación gráfica del aumento de las responsabilidades con cada peldaño que ascendemos en nuestra escalera de objetivos.

Digamos que hemos decidido aprender a tocar un instrumento, eso nos coloca en la sección A de la pirámide. Nuestras responsabilidades giran entorno a ganarnos la vida y dedicarle tiempo al aprendizaje con disciplina y constancia; junto a ello están la familia, los amigos y todas las cosas que hacen de la vida algo valioso. Pero quizá con el tiempo nos juntemos con algunos amigos para armar una banda y tocar nuestras canciones; eso nos coloca en la sección B de la pirámide. Ahora, a nuestras responsabilidades se suman las que implica tener una banda: escoger un sitio y días de ensayo, buscar un sitio donde tocar en vivo, grabar un par de canciones, administrar una página de facebook para la banda, crear un logo y una imagen, coordinar el tiempo de cada integrante de acuerdo a las actividades del grupo... Todo esto para establecernos a nivel local. Pero quizás entonces nos atrape la idea de sonar a nivel regional, así que ahora debemos compartir todas las responsabilidades enumeradas con establecer relaciones con los medios regionales (radio tradicional, radio en internet, prensa escrita y digital, televisión, etc.), invertir en mejores equipos, grabar un video, grabar un EP, editar un CD, distribuir el CD... Logrado este objetivo lo más natural es querer seguir adelante, así que todo el esfuerzo anterior habrá que multiplicarlo por la cantidad de estados o provincias que tenga nuestro país, grabar más canciones, grabar más videos, más sesiones fotográficas, más inversión en publicidad y un largo etcétera que incluye aspectos legales poco atractivos.























A estas alturas no deben quedar dudas sobre lo que implica embarcarse en una carrera internacional por lo que, repetimos, se requiere una gran dosis de sinceridad a la hora de definir el objetivo permanente de nuestra carrera. Definido este comenzaremos a elaborar el plan de trabajo que nos llevará a donde queremos. Ese será el tema de nuestro próximo post.

*Cita del libro Las Naciones y su Defensa Integral, Víctor Maldonado Michelena, 1962