viernes, 19 de enero de 2024

Perdidos en el ciberespacio: el 82,6% de la música de los servicios de streaming se reprodujo menos de 1.000 veces en 2023.

 Y el 24,8% del catálogo completo no se reprodujo 

EN ABSOLUTO.

Imagina una biblioteca musical tan vasta que se extiende más allá de lo que alcanza la vista. Estantes y estantes rebosan de álbumes, cada uno compitiendo por su atención. Pero si te acercas, verás una verdad escalofriante: la mayoría están intactos, acumulando polvo en un silencio ensordecedor. Esta, amigos, es la realidad del streaming musical en 2024.


El informe 2023 de Luminate sobre el final del año musical ofrece una imagen sorprendente: la friolera de 158,6 millones de canciones, un asombroso 86,2% del catálogo total de los servicios de streaming actuales (medido mediante ISRC, siglas de International Standard Recording Codes), recibieron 1.000 reproducciones o menos el año pasado. Es decir, casi 8 de cada 10 canciones languidecen en el purgatorio del streaming, sin ser escuchadas ni queridas. Mientras los amantes de la música se deleitan con infinitas opciones, millones de canciones se ahogan en la oscuridad, víctimas de un océano desbordante de sonido.

¿Cuál es la causa de esta inundación sónica? La respuesta está en la propia naturaleza de las plataformas de streaming. Los algoritmos dan prioridad a las canciones más populares, creando cámaras de eco que amplifican un puñado de éxitos y sepultan otros incontables. Los aspirantes a artistas, armados con herramientas de grabación y botones de carga, añaden con avidez sus creaciones a la mezcla, diluyendo aún más la atención.

Esta abundancia, irónicamente, genera escasez. Para los oyentes, navegar por la interminable corriente puede resultar abrumador. Nos perdemos en las listas de reproducción y las recomendaciones personalizadas, y rara vez nos aventuramos más allá de la burbuja segura del algoritmo. Nos perdemos joyas ocultas, voces en bruto y melodías únicas que podrían ser la chispa de un descubrimiento musical.

Mientras un puñado de superestrellas domina el streaming, la gran mayoría de artistas lucha por abrirse paso entre el ruido. Esto plantea cuestiones sobre la capacidad de descubrimiento, los algoritmos y la forma de garantizar unas condiciones más justas para todos, un problema amplificado por las últimas técnicas de Spotify, como la de no pagar derechos de autor a las canciones que atrajeron menos de 1.000 reproducciones en 12 meses.


Sólo para poner las cosas en perspectiva con algunos otros números: El 24,8% de todo el catálogo de los servicios de streaming recibió CERO reproducciones en 2023. Es decir, la friolera de 45,6 millones de canciones.

¿Cuál es la solución? Para las plataformas, dar prioridad a la diversidad y promover la exploración podría ser la clave. Destacar a los artistas menos conocidos, mostrar listas de reproducción de géneros diferentes y ofrecer herramientas de descubrimiento curadas puede ayudar a los oyentes a liberarse de la cámara de eco algorítmica. Para los oyentes, es crucial hacer un esfuerzo consciente por salir de nuestra zona de confort y explorar nuevos sonidos. Busca recomendaciones de amigos, adéntrate en géneros especializados y disfruta de la alegría de tropezar con un tesoro escondido.

La inmensa biblioteca de música en streaming debería ser un patio de recreo, no un cementerio. Así que sumérgete, explora y redescubre el placer del descubrimiento musical en la era de la abundancia.