Este Sábado 17 de Marzo nuestro colaborador, Franklin Zambrano, estará dando una ponencia sobre La creación de Valor y el mercadeo del mismo en el marco del conversatorio "Con todos los Hierros", ha realizarse en el Teatro Teresa Carreño. Para facilitar la difusión y el intercambio de ideas, Franklin ha elaborado el siguiente papel de trabajo que expondrá ese día y que publicaremos en dos partes. He aquí la primera.
LA ESPIRAL DEL VALOR EN LA PROMOCIÓN MUSICAL
El próximo Sábado 17 de Marzo, estamos invitados al conversatorio "Con todos los Hierros" donde tendremos la oportunidad de compartir con varios colegas una visión de la realidad de nuestra escena rock. Allí expondremos la presente síntesis sobre el proceso de creación y entrega de valor en el mercado musical. Pero ¿qué significa crear y entregar valor?
PT I- CREAR Y ENTREGAR VALOR.
La noción de creación y entrega de valor es un concepto expuesto por el escritor estadounidense Steve Pavlina (www.stevepavlina.com) y que podemos citar literalmente:
"En vez de concentrarte en tratar de hacer más dinero, pon tu tiempo y energía en CREAR y ENTREGAR valor verdadero. Encuentra una manera de dar a la gente lo que quiere o necesita.
Crear valor significa expresar tus propios talentos y habilidades de una manera que, potencialmente, pueda beneficiar a otros.
Entregar valor significa asegurarte de que otras personas estén realmente recibiendo y beneficiándose del valor que has creado.
Si no haces ambas cosas a la vez, entonces será muy difícil que puedas generar un ingreso sostenido, especialmente durante una recesión.
Si creas valor, pero no lo entregas, ese valor no lo estará recibiendo nadie. Entonces ¿cómo podrías recibir valor a cambio (dinero, por ejemplo)?"
En el ámbito musical lo anterior se traduce en buenas canciones que implican una comunicación emocional e intelectual con tu auditor, en espectáculos inolvidables, en discos cuya presentación son coleccionables (todo lo que luego llamaremos Objetos de Culto). Porque la música es sosiego, refugio e inspiración debemos entregarla como tal. De aquí se desprende una afirmación en conflicto con el uso común: la música no pide apoyo, la música lo da. ¿O es que acaso seguimos a nuestros héroes musicales por la lástima que nos dan?
PT II- TIPOS DE PÚBLICO Y CICLOS DE INTERACCIÓN
Para darle sentido a nuestro trabajo y saber dónde vamos a entregar el valor creado es necesario conocer las características del público como ente social y, luego, como audiencia particular.
Como ente social, el público es un grupo de personas que disfruta de un espectáculo o de un objeto de arte. Pero este público nunca es homogéneo en su disposición o, más bien, en su manera de disfrutar lo ofrecido. De aquí que haya quienes disfrutamos la dramaturgia como objeto literario pero no como puesta en escena. De la misma manera se explica el éxito de las editoriales musicales en el siglo XIX al llevar la música a casa a través de la venta de partituras para el estudio y el entretenimiento en el hogar. Con el tiempo estas divisiones se han transformado de acuerdo al entorno tecnológico en el que nos encontramos y las podemos identificar del siguiente modo:
El Público que compra música, subdividido en quienes compran música en soportes físicos (CD, DVD, LP, Cassette) y quienes compran música digital (Mp3, Wav, Streaming).
El público que la oye en medios de difusión tradicional, radio y TV.
El público que la disfruta en la red, a través plataformas como Youtube, Facebook, Vevo o por medio de descargas.
El público que va a conciertos, aunque aparentemente es el más fiel, también está dividido entre 1- quienes van a locales y teatros; 2- los que van a festivales (una opinión esclarecedora y que pone el dedo en la llaga la puedes leer aquí: http://www.larryrunner.com/2017/07/detesto-los-macroconciertos.html).
El público que gusta de la estética pero no de la música: pareciera un público del que se puede prescindir pero una cantidad nada despreciable de discos y afiches de KISS se vendieron en los 70 y 80 sólo por su estética.
Esta es la división que nos presenta el entorno tecnológico en el que nos encontramos. Despreciar alguno de estos públicos es negarnos la posibilidad de llegar más lejos en la entrega del valor que creamos. Pero ahora debemos decidir a qué sector particular de ese gran público nos dirigimos. Eso lo logramos a través de unas sencillas preguntas de mercadeo independientemente del estilo de música que decidamos ejecutar: ¿A quién va dirigida tu música? ¿Cuál es su rango de edad? ¿Cuánto es su poder adquisitivo? ¿Cuáles son sus aficiones? ¿Cuáles son sus lugares de reunión? ¿En qué entorno se desarrolla? Responder estas preguntas nos aclara el destino final de nuestra creación y nos da ideas de cómo acercarnos a él.
Hasta aquí esta introducción. En la tercera parte, veremos un esquema de trabajo que grafica todo el proceso de creación y entrega de valor en el área musical.
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